Con frecuencia, el viajero moderno no tiene necesidad de usar el tren; los aviones, automóviles y autobuses suelen bastar, y el vacacionista promedio podría no viajar en tren excepto cuando recorra alguna ciudad en transporte público. Sin embargo, mientras los trenes pierden importancia como medio de transporte, ganan prestigio como experiencia lujosa para las vacaciones.
Incluso la más corta de las vacaciones puede admitir un viaje por tren en estos días, gracias a rutas especiales como el Ferrocarril de Estrasburgo o el Tren del Vino en Napa Valley, que combinan cocina y paisajes increíbles con un breve recorrido en las vías. Quizá otros prefieran un viaje corto en el Tren del Gran Cañón, que incluye todo el Borde Sur en un viaje de dos horas a bordo de un cómodo convoy. Sin embargo, los verdaderos entusiastas de los trenes querrán saborear recorridos más largos, y numerosas rutas satisfacen a quienes buscan disfrutar un viaje por tierra al estilo antiguo.
Las rutas más famosas, que ofrecen el romanticismo de tiempos ya idos, incluyen el Expreso Transiberiano Águila Dorada y el Expreso Maharajá Indio, los cuales brindan lujos increíbles en carros diseñados expresamente para la comodidad. El legendario Expreso de Oriente aún proporciona un recorrido increíble a través de Europa, con paradas en Londres, París, Venecia, Roma, Praga, Viena, Cracovia, Budapest y Estambul. La mejor opción para el viajero exigente puede ser el Siete Estrellas de Kyushu, un tren japonés que ofrece lo máximo en lujo, con varias paradas maravillosas en su trayecto.
Los norteamericanos quizá prefieran el Royal Canadian Pacific para un viaje transcontinental, que empieza en Calgary y termina en Vancouver luego de un paseo asombroso a través de las Montañas Rocallosas canadienses. Los viajeros deben asegurarse de revisar los paquetes vacacionales de Amtrak, que pueden incluir cruceros y emocionantes actividades como paradas en parques nacionales.