Para mucha gente, el tomar fotos es parte integral de unas buenas vacaciones. A veces eso significa tomar una foto tuya y de tu familia frente a un monumento famoso. Otras veces significa capturar esa puesta de sol perfecta en la playa. En esas situaciones la etiqueta fotográfica es bastante simple, pero en otras puede ser algo complicado. Especialmente en países extranjeros, es necesario seguir algunos principios básicos para no ser descortés al tomar fotografías de los habitantes locales.
– Asegúrate de obtener permiso antes de fotografiar a alguien. Si no hablas el lenguaje de la persona a quien te gustaría fotografiar, por lo general puedes pedir permiso mediante mímica. Haz un gesto hacia ellos con tu cámara y sonríe, y probablemente entenderán lo que quieres decir. En muchos casos, incluso te sonreirán. Si no consigues su permiso, no tomes la foto.
– Una vez que fotografíes a alguien, dedica algo de tiempo para conocerlo un poco. Pregúntales sobre sí mismos, o juega por un momento con los chicos de quienes tomaste algunas fotos. Si estás usando una cámara digital, muéstrales las fotos que acabas de tomar. La gente suele disfrutar la experiencia.
– Sé cuidadoso en contextos religiosos. Con frecuencia, los turistas chocan con las normas culturales cuando olvidan que lo que para ellos podría ser sólo un hermoso edificio es un espacio sagrado para alguien más. Si visitas atractivos turísticos de tipo religioso, investiga con anticipación y averigua si se permite tomar fotografías, y si es así, bajo qué circunstancias se permite. En general se considera descortés fotografiar a la gente entregada a sus ritos religiosos, así que no intentes hacerlo, sin importar adónde vayas.
– Ten siempre en mente que la etiqueta cambia de un lugar a otro. En áreas donde la seguridad es una consideración importante es posible que no se te permita tomar fotos, como en los aeropuertos. Y en algunos atractivos turísticos pueden cobrar una cuota extra por introducir una cámara.